COMENTARIOS DE TEXTO



Comentarios sobre MODERNISMO--G.98:

Vamos a comparar los poemas:  
 
La Sonatina de Rubén Darío/ con el Poema Canción de Abril de A. Machado

Poema de LA SONATINA de R. Darío:
 
Forma, La Sonatina está compuesta por ocho sextinas de ritmo muy marcado, versos alejandrinos, largos, solemnes. A cada dos versos llanos sigue uno que nos trae una rima aguda, es decir, cada tres versos, una sílaba tónica, aguda, subrayando la tonalidad, la música del poema.
 
El poema está lleno de puntos suspensivos, interrogaciones, exclamaciones, supuestas preguntas al lector, exclamaciones de la princesa, mandatos del hada madrina, diálogos aparentes.
 
La protagonista es la princesa, doce veces aparece como sujeto de verbos copulativos (descripción) o predicativos (deseos, acciones):
 
La princesa está triste, pálida (v, 1 y 4 en 1ª estrofa, versos 2,5 en 7ª est.) presa (sextina 6)
no siente
No ríe
Persigue
Quiere (sextina 4)
No quiere (sextina 5)                          rueca de plata
La rodea un jardín, sextina 2,5                       halcón encantado
              Un palacio, sexti. 5-6                       cisnes unánimes                                  
 
ENCERRADA
                                                           Flores / oros / tules / mármoles
                                                           CUSTODIADO

La princesa persigue.- La libélula vaga (sextina 2)
Quiere ser golondrina / ser mariposa / tener alas ligeras / volar (sext 4)
 
QUIERE SER LIBRE
 
Exclama: Quién fuera hipsipila…/ Quién volara… 
  
El poeta presenta el tema en las tres primeras estrofas. Lo desarrolla en la 4ª y 5ª (piensa, quiere) y en la 6ª finalmente el lector sabe el estado de la princesa: ESTÁ PRESA, en la7ª y 8ª retoma el tema, tal y como lo hacen las sonatinas musicales y concluye con la sorpresa de que algo sucede, aparece un príncipe, nunca sabremos si real o como consuelo ficticio del hada madrina- 
 
El aparente jugueteo del poema, se convierte en simbólico y transciende más allá de un cuento infantil: “La tristeza de quien lo tiene todo, pero adolece de amor”-


CANCIÓN DE ABRIL de A. MACHADO:
 
Formalmente, frente al verso largo y solemne de La Sonatina, el verso corto asordado de un romancillo hexasílabo  monorrimo en a-a, en sus verso pares. Verso ligero que se acompasa al siguiente como dándole la mano, muchas veces encabalgado, contando-relatando.
 
Situación: ABRIL, hay flores, pero monótonas- blancas, jazmín y rosas (frente a la procedencia exótica y variedad de R. Darío). Este color se contrapone al negro de la Túnica / la oscura sala.
 
Dos protagonistas en este caso, dos hermanas: pequeña—risueña.
                                                                    Mayor—silenciosa y pálida.
Diálogo entre el poeta y las protagonistas / entre la situación y el espejo. Pero este diálogo se produce de manera más pausada, sin exclamaciones, ni p. suspensivos, ni paréntesis.
 
El tiempo del poema es un pasado narrativo, frente al presente descriptivo de R. Darío
 
En ambos poemas hay paralelismo y anáforas, en el de Rubén persiguen un efecto musical, sonoro, rítmico, en Machado por supuesto rítmico, pero son más significativos y simbólicos, lo que se repite en varios abriles.
 
El símbolo de Rubén está más escondido en el jugueteo formal (libertad, amor), el símbolo de Machado pasa por la pena del “significado”, directamente al lector: el paso del tiempo.
 
COMPARAR ALITERACIONES Y ENCABALGAMIENTOS EN AMBOS POEMAS.







COMPAREMOS AHORA LOS RETRATOS DE R. DARÍO (Yo soy aquel…), Retrato de A. MACHADO Y  Adelfos de M. MACHADO:
 

Los tres destacan,  claro, porque están en primera persona verbos, adjetivos y pron. posesivos:

Yo soy aquel/ yo supe de dolor—Rubén

Mi infancia son recuerdos –Antonio M

Esta es mi casa—Manuel. M
 

Hablan de su vida, su infancia, su juventud

Hablan de su estética (estrofas 3, 11 y 12 Rubén (A Machado 4,5,6) ( Manuel M. en mi elegancia….)

Hablan de su ética (Rubén a partir de estr.15) (Ant. M tres últimas) (Manuel sólo entrevemos)

Hablan de Dios , como algo transcendente en Rubén y Antonio y Manuel como una fe entremezclada con el sabor popular del toreo y la Macarena.
 
 
FORMA:
 
 
El poema de R. Darío está escrito en Cuartetos endacasílabos (ABBA)

El de A. Machado  está escrito en serventesios alejandrinos (ABAB)

El de Manuel en Pareados alejandrinos, que trunca a veces, jugueteando con sílabas, rimas, preguntas y contradicciones declarativas.
 

Parece que Rubén y Antonio justifican sus acciones (tal fue mi intento dice Rubén, estr. 25, Y al cabo nada os debo dice Machado en la penúltima estrofa), en cambio Manuel se acusa de sólo apreciar ciertas cosas, de lo que le gustaría haber sido, de que lleva prisa.

El arte parece haber salvado a los tres: 
 
Rubén como Verlaine busca el arte puro, sin falsía y sin “literatura” (comedia).
 
Antonio, quiere dejar su verso famoso porque fuera digno de su capitán, de la mano que lo ha escrito. 
Al otro extremo queda Manuel, que aunque parece decir otra cosa viene a salvar el arte también, pues antes que un mal poeta, le hubiera gustado ser un buen banderillero, con su ironía y popularismo particulares.

 
Veamos a hora como Rubén y A. Machado inmortalizan en un poema a sus MAESTROS:


Responso a Verlaine, R. Darío.- Sextina alejandrina de pie quebrado, agudo de nuevo.
                                   
 Sonoros versos dispuestos con acentos marcados y palabras esdrújulas
                                     
 Mitología, mezcla de religiosidad y mundo pagano (dios/dioses)
 
Tumba suntuosa donde se citen deidades y canten su persona con muchos instrumentos y celebren su memoria.
 
Verbos en Subjuntivo con tono de Futuro, que…que…

A Giner de los Ríos, A. Machado.- La mañana recuerda al maestro que se ha ido dando consejo a todos: Vivid. Sed buenos y seguid trabajando, que no toquen a duelo las campanas.

Todo lo contrario de lo que sucedía en el poema de Rubén, que todos acudieran a su tumba (Primavera, Filomena, canéforas, sátiros…)
  /
 Al maestro se le llama de forma más humilde: hermano, un estilo más Franciscano, acorde con la visión de La Institución Libre de Enseñanza que dirigía Giner de los Ríos y en la que se había educado Machado.

Su tumba por tanto debe ser sencilla integrada en esa naturaleza que era prioritaria para la Institución, su cuerpo repose en la montaña, bajo encina casta, sin adornos, sólo tomillos, mariposas –seres humildes, adornos modestos (no centauros,  nayádes,  vírgenes o sátiros.

La forma, como no podía ser de otra forma, es sencilla, esa aparente sencillez de que reviste Machado sus poemas, parecería un romance por su rima (a-a en v. pares), pero si observamos los versos miden siete y once y se combinan a gusto del poeta, se trata de una estrofa muy que rida por Machado, una silva arromanzada.

Podríamos seguir indagando con los poemas de “La princesa Eulalia” de Rubén Darío, los poemas de Campos de Castilla de A. Machado y finalmente el poema de “Lo Fatal” de Rubén D. que nos acercaría el mundo del Modernismo al del 98, en este poema la trascendencia por la idea del tiempo, de la incógnita de la vida, iguala a Rubén con los poemas fundamentales de Machado o algunos de Unamuno.





Juan Ramón Jiménez, Eternidades

¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente. 5
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos 10
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!

COMENTARIO

Se trata de un poema del libro
Eternidades de Juan Ramón Jiménez publicado en 1916-17. Estamos ya, por tanto, en la tercera etapa de su obra, la conocida como “Poesía desnuda”, aunque bien es sabido que Juan Ramón Jiménez reflexiona mucho sobre su obra y la clasificó de diversos modos en distintos momentos de su vida. En este sentido hay que recordar que lo que escribió entre 1916 y 1923 también lo llamó “Época intelectual” en una de sus clasificaciones.

En cualquier caso, este poema se inscribe en ese giro que da la poesía de Juan Ramón Jiménez tras un libro fundamental
Diario de un poeta reciencasado publicado en 1916. En este nuevo rumbo tuvo mucho que ver su lectura de poetas en lengua inglesa (Yeats, Tagore..), lectura en la que suele decirse que pudo influir su propia esposa, Zenobia Camprobí.

La poesía de Juan Ramón Jiménez adoptó un tono más intelectual, conceptista y abstracto. En realidad, no puede decirse que dejara de ser modernista (toda su vida creyó serlo) o que abandonara el simbolismo, que era su principal fuente de inspiración poética y, en sentido profundo, la raíz de su visión del mundo.

Lo que hizo fue depurarlo ,convertirlo en un simbolismo abstracto que se concentra en la temática metafísica y epistemológica asociada a la tarea del artista, a su Misión en el mundo.

Juan Ramón Jiménez siempre consideró que toda la literatura que iba desde las últimas décadas del siglo XIX hasta el final de su vida, formaba parte de un mismo movimiento (antiburgués y antirrealista) que él siempre llamó Modernismo. En sus propias palabras: “Un gran movimiento de entusiasmo y libertad por la belleza”.

El tema de este poema es el deseo del conocimiento comunicable a través de la poesía. El yo literario desea llegar al conocimiento mediante la poesía, poder fijarlo en ella para así hacerlo inteligible y poder compartirlo.

El yo literario se exige a símismo, exige a su inteligencia, que es parte de la I
nteligencia o Absoluto o Espíritu Universal, que le permita plasmar en su poesía una parte de ese Espiritu (o Intelijencia), de manera que sea comunicable a los demás. El poema toma la forma de una invocación a la inteligencia, casi de una oración para convocar a ese poder que le permite actuar de médium para comunicar en sus poemas la auténtica realidad a los demás.

Esto mismo nos permite comprobar que la postura fundamental de Juan Ramón Jiménez no cambió en esta etapa, ni cambiaría nunca, y que con razón se refería a él a su quehacer poético como una “Obra en marcha”, un proyecto artístico que evolucionaba pero que en lo básico fue desde muy pronto el mismo, tenía el mismo objetivo. También hay que recordar aquí el componente krausista de este concepto, pues Juan Ramón integró fácilmente en su pensamiento la idea de que la vida del hombre era un proyecto en marcha cuya realización plena no se alcanzaba hasta el fin de la misma.

Y ese objetivo no es otro que el propósito inicial de los modernistas. Los modernistas, como los simbolistas o los románticos, concedieron a la literatura un papel eminente sobre las demás vías de conocimiento del hombre.

La tarea del poeta es la aquilatación y mejoramiento de las visiones ofrecidas por los saberes convencionales: “acabar el saber”. Lo propio de la poesía es revelar los misterios últimos del hombre y del mundo, que, por su naturaleza espiritual, se consideran fuera del alcance de la razón convencional. Son suprarracionales (la Razón Infinita de los filósofos idealistas del XIX) y sólo por medios que vayan más allá de los racionales pueden ser captados por la conciencia. Ese es el papel de la poesía.

El poeta tiene un papel especial en el mundo, porque es un individuo dotado de una especial sensibilidad (hay, incluso, un fondo darwinista en esta línea de pensamiento poético) que le permite ponerse en contacto con ese espíritu universal. Aquí se ve también cómo Juan Ramón Jiménez continúa una tradición modernista, simbolista y romántica (recordemos el verso de Rubén Darío: “¡Torres de Dios, poetas!), cuya última raíz en nuestra cultura está en Platón y su consideración de los poetas como mediums de los dioses.

El poema se estructura claramente en tres partes. Se abre y se cierra con la invocación a la inteligencia repetida al final de modo que se implica a los demás en esa labor del poeta:
 
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!…
(…)
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!”

No es un arte solipsista, Juan Ramón no se ve a sí mismo encerrado en una torre de marfil -en contra del reproche que le hicieron algunos autores la Generación del 27-, sino que cree ciegamente que la tarea del poeta es un bien común, pues lo que su especial sensibilidad logra captar permitirá a los demás comunicarse también con la auténtica realidad espiritual del mundo. Como hemos ido explicando, Juan Ramón cree que la poesía proporciona un conocimiento de carácter universal, no es simplemente una placentera ocupación egoísta de un artista embelesado en sí mismo. La poesía es comunicación de la verdad ideal a los demás.
Se trata por tanto, de una estructura abrazada. La parte central del poema despliega de manera analítica y detallada lo que ya anuncian los dos primeros versos y repiten y aclaran los tres versos finales.

En cuanto al estilo, se puede señalar que se observa el característico conceptismo y el tono abstracto de esta época. Se aprecia que Juan Ramón ha dejado atrás las notas sensoriales o descriptivas que en algún momento de sus primeras etapas sí tuvieron presencia en sus obras. Tampoco hay metáforas ni tropos en general. Estamos, en definitiva, ante un ejemplo de lo que es esa “poesía desnuda”.

Por lo que se refiere a la métrica, lo más destacado de este poema es su combinación de elementos tradicionales y novedosos.

No responde exactamente a ningún tipo de estrofa de las incluidas en el repertorio métrico tradicional. En cuanto al ritmo de cantidad, hay versos de diferentes medidas, aunque predominan los heptasilabos y endecasílabos, repartidos sin ningún orden concreto a lo largo del poema.
En cuanto al ritmo del timbre, hay tres rimas en el poema (
dame,cosas,todos), aunque, en realidad, lo que se repiten son las tres palabras en toda una serie de versos.
Este hecho, junto a los paralelismos reforzados, en la mayoría de los casos, por reiteraciones léxicas (
Que por mí vayan...), podría llevar a pensar que el poeta intenta conseguir el ritmo a base de repeticiones extramétricas (fuera de los cuatro ritmos clásicos), al modo de lo que ocurre en la poesía moderna con los versículos.

Pero también es verdad que los dos primeros versos actúan como una especie de estribillo parcialmente repetido en los tres versos finales, con lo que si unimos esto a la repetición de la rima en los versos centrales del poema y, en concreto, a la repetición de la rima del segundo verso (cosas), llegamos a la conclusión de que el poema está construido libremente sobre una estructura similar a la de estrofas tradicionales como el zéjel y el villancico.

Pero, en definitiva, la libertad en el tratamiento de la métrica, sin buscar efectos demasiado espectaculares ni perderse en grandes experimentaciones, hace también de este poema una obra característica de esta etapa de Juan Ramón Jiménez.





La muerte del canario”(Platero y yo), Juan R. Jiménez.

 
Mira, Platero, el canario de los niños ha amanecido hoy muerto en su jaula de plata. Es verdad que el pobre estaba ya muy viejo…El invierno último, tú te acuerdas bien, lo pasó silencioso, con la cabeza escondida en el plumón, y al entrar esta primavera, cuando el sol hacía jardín la estancia abierta y abrían las mejores rosas del patio, él quiso también engalanar la vida nueva y cantó; pero su voz era quebradiza y asmática, como la voz de una flauta cascada.El mayor de los niños, que lo cuidaba, viéndolo yerto en el fondo de la jaula, se ha apresurado llorosa a decir:
 
¡Puej no l’a faltao na; ni comida, ni agua!
  
No. No le ha faltado nada, Platero. Se ha muerto porque sí - diría Campoamor, otro canario viejo…
 
Platero, ¿habrá un paraíso de los pájaros? ¿Habrá un vergel verde sobre cielo azul, todo en flor de rosales aureos, con almas de pájaros blancos, rosas, celestes, amarillos?
 
Oye, a la noche, tú y yo bajaremos el pájaro muerto al jardín. La luna está ahora llena, y a su pálida plata el pobre cantor, en la mano cándida de Blanca, parecerá el pétalo mustio de un lirio amarillento. Y lo enterraremos en la tierra del rosal grande.
A la primavera, Platero, hemos de ver al pájaro salir del corazón de una rosa blanca. El aire fragante se pondrá canoro y habrá por el sol de abril un errar encantado de alas invisibles y un reguero secreto de trinos claros de oro puro.
 
Platero y yo, Juan Ramón Jiménez

Esta PROSA de Platero, como las otras del libro, es una noticia dada a Platero, un hacerle ver “MIRA, Platero...” ese mundo rico y lleno de matices que entendían los dos a las mil maravillas, “tú te acuerdas; a la noche Tú y yo..”

De nuevo el color inunda la prosa, las rosas del patio, el cielo azul, el vergel verde, los pájaros blancos, rosas, celestes, amarillos, la luna de plata, el lirio amarillento, la rosa blanca. Pero como casi siempre en estos textos, los colores no aparecen solos, están acompañados de sonidos (o de ausencia de sonidos): “lo pasó silencioso, voz quebradiza y asmática, voz de flauta cascada, el aire canoro, los trinos claros” y también los olores: “aire fragante”, hasta que a Juan Ramón se le superponen en sabrosas sinestesias: “rosales áureos, pájaros celestes, trinos claros”

Y lo importante vuelve a ser la distribución sintáctica de periodos nominales, que van marcando el ritmo, creando la música, que se alargan a veces, ralentizando el texto :
  •    un paraíso de los pájaros
  •    un vergel verde (sobre el cielo azul)
  •    todo en flor de rosales amenos
  •    almas de pájaros, rosa, celestes
  •    a su pálida plata / en la mano cándida de Blanca (perfecta aliteración y redundancia )
  •    el pétalo mustio de un lirio amarillento (de nuevo la aliteración lir /ril)
  •    en la tierra del rosal grande
  •    el corazón de una rosa blanca
  •    el aire fragante canoro (la sinestesia)
  •    un errar encantado de alas
  •   un reguero secreto de trinos claros de oro puro (sinestesia de sonidos/colores)

Aquí sucede lo contrario que en el de Azorín, prima el formato sobre la idea, el adorno sobre el mensaje, esencializado bajo la linea pura de los adjetivos. Ese mensaje sobre la permanencia de lo que muere, en otras cosas vivas, el pájaro transformado en rosa, la rosa convertida en rosa alada, en rosa pájaro. (¿No es otra vez “el eterno retorno” como en Azorín, como en el filósofo, las meditaciones de Heráclito y Parménides traídas de la mano de los poetas más que por el razonamiento por el tacto de la palabra poética?.

Podríamos concluir para caracterizar esta Prosa poética, los siguientes aspectos:

  •   Construcción de periodos melódicos, abundantes en comparaciones, sinestesias y metáforas.
  •   Modulación del ritmo de la oración con efectos deliberados (brevedad, rapidez, lentitud).
  •   Modo impresionista de narrar, en que se suprimen nexos causales y lógicos
  •   Ajetivación expresiva buscando imagen poética.
  •   Densidad expresiva (más que la plasticidad se busca la sutileza)

Aplicables a las obras que hemos visto

  •    Los cuentos de AZUL de R. Darío
  •    LAS SONATAS de Valle-Inclán
  •    CASTILLA, LOS PUEBLOS y CONFESIONES DE UN P. FILÓSOFO de Azorín
  •    PLATERO Y YO, ESPAÑOLES DE TRES MUNDOS, DIARIO DE UN
       P. RECIÉNCASADO de J.R.Jiménez

Comentario estilístico de “Las Nubes” (Castilla) de Azorín
 
Calisto está en el solejar, sentado junto a uno de los balcones. Tiene el codo puesto en el brazo del sillón, la mejilla reclinada en la mano. Hay en su casa bellos cuadros; cuando siente apetencia de música, su hija Alisa le regala con dulces melodía; si de poesía siente ganas, en su librería puede coger los mas delicados poetas de España e Italia. Le adoran en la en la ciudad; le cuidan las manos solícitas de Melibea; ve continuada su estirpe, si no en un varón, al menos, por ahora, en una linda moza, de viva inteligencia y bondadosos corazón. Y, sin embargo, Calisto se halla absorto, con la cabeza reclinada en la mano. Juan Ruiz, el arcipreste de Hita, ha escrito en su libro:

... et crei la fabrilla
Que dis: por lo pasado no estés mano en mejilla.

No tiene Calisto nada que sentir del pasad; pasado y presente están para él al mismo rasero de bienandanza. Nada puede conturbarle ni entristecerle. Y, sin embargo, Calisto, puesta en la mano de la mejilla, mira pasar a lo lejos, sobre el cielo azul, las nubes.
Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son -como el mar- siempre varias y siempre las mismas. Sentimos mirándolas cómo nuestro ser y toda las cosas corren hacia la nada, en tanto que ellas -tan fugitivas- permanecen eternas. A estas nubes que ahora miramos, las mismas que miraron hace doscientos años, quinientos, mil, mil, tres mil años, otros hombre con las mismas pasiones y las mismas ansias que nosotros. Cuando queremos tener aprisionados el tiempo -en un momento de ventura- vemos que han pasado ya semanas, meses, años. las nubes, sin embargo, que son siempre distintas, en todo momento, todos los días, van caminando por el cielo. Hay nubes redondas, henchidas, de un blanco brillante, que destacan en las mañanas de primavera sobre los cielos translúcidos. Las hay como cendales tenues, que se perfilan en un fondo lechoso. Las hay grises sobre una lejanía gris. las hay de carmín y de oro en los ocasos inacabables, profundamente melancólicos, de las llanuras. las hay como velloncitos iguales e innumerables, que dejan de ver por entre algún claro un pedazo de cielo azul. Unas marchan lentas, pausadas; otras pasan rápidamente. Algunas, de color ceniza, cuando cubren todo el firmamento, deja caer sobre la tierra una luz opaca, tamizada, gris, que presta su encanto a los paisajes otoñales.
Siglos después de este día en que Calisto está con la mano en la mejilla, un gran poeta -Campoamor- habrá de dedicar a las nubes un canto en uno de sus poemas titulado Colón. Las nubes -dice el poeta- nos ofrecen el espectáculo de la vida. La existencia, ¿ qué es sino un juego de las nubes? Diríase que las nubes son <<ideales que el viento ha contestado>>;ellas se nos representan como un <<traslado del insondable porvenir>>. <<vivir -escribe el poeta- es ver pasar>>. Si; vivir es ver pasar: ver pasar, allá en lo alto, las nubes. Mejor diríamos: vivir es ver volver. Es ver volver todo en un retorno perdurable, eterno; ver volver todo -angustias, alegrías, esperanzas- como esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas, como esas nubes fugaces e inmutables.
Las nubes son la imagen del tiempo. ¿habrá sensación mas trágica que aquella de que sienta el tiempo, la de quien vea ya en el presente el pasado y en el pasado lo porvenir
?


El fragmento dedicado a las nubes dentro del texto de Las Nubes, incluído a su vez en el texto de Castilla de Azorín, es la reflexión última del autor sobre el tiempo y sobre nuestra vida, la vida es un juguete frágil que se mueve en la cuerda del tiempo, como lo hacen las nubes en el viento, como lo hacen las nubes en el cielo, mientras nosotros las vemos pasar.

Hemos atravesado como Alicia unas cuantas puertas:
 
  Hemos atravesado la del libro Castilla, donde Azorín recrea el paisaje castellano amasado con nuestra literatura clásica y sus personajes universales, aderezado con su visión personal; hemos atravesado la puerta del mismo texto de Las Nubes, por la que Azorín nos metió en casa de Calisto y Melibea y hemos atravesado la puerta del huerto de su casa hasta llegar a la del pensamiento del propio Calisto.
 
El texto está estructurado en torno al verbo ser:
  •    “las nubes son...varias y siempre las mismas”
  •    "La existencia ¿Qué es sino un juego de nubes?”
  •    "Vivir es ver pasar”
  •    "Las nubes son la imagen del tiempo...
Nada menos expresivo que nuestro verbo ser (verbo comodín) y nada más potencialmente expresivo que nuestro verbo ser, es un verbo definidor y por tanto iguala sujetos a todo atributo que queramos poner, por muy simbólico y metafórico que este sea. Parte de una comparación son como el mar (pero el mar ya lo había usado Manrique, con los ríos, para la idea del tiempo), para llegar a una metáfora pura: “las nubes son ideas que el viento ha condensado”

Y ahí están las nubes calificadas de manera contradictoria y paradójica, “son inestables y eternas” “son varias y siempre las mismas”, “son fugitivas y permanecen”
En medio un cuadro descriptivo de su color:” blanco brillante, grises, carmín y oro, color ceniza”, al lado de ese cielo: “azul, translúcido”, junto a los cipreses y las rosas “fugaces, blancas, amarillas, bermejas” y la “verde” fronda. Todo esto iluminado por la luz “opaca, tamizada, gris”.
Hay una música callada “en el jardín todo es silencio y paz (solo se oye el chiar de las golondrinas y el murmullo de la fuente)” y otro ingrediente a los sentidos: el aroma de jazmines y magnolias.

En este marco, casi de forma deductiva (podríamos pensar lejana al lirismo) Azorín nos lleva de la mano con su simpleza, a deducir que nuestra vida es un juego de nubes:
Si las nubes son formas que caminan, se intercambian, juguetean, y eso es lo que hacemos en la vida, la VIDA es por tanto UN JUEGO DE NUBES.
Si las nubes pasan siempre y las vieron, las ve y las verán los hombres, la vida de los hombres es ver pasar las nubes y, por tanto, ver volver.
 
Pero esa forma deductiva está muy en el fondo del texto, prevalece sobre él, la elegancia de sus adjetivos, el colorido, la música y los olores como hemos dicho; la delicadeza con que nos ofrece su conclusión con una pregunta que brinda al lector :”La existencia ¿Qué es sino un juego de nubes?”
 
Un texto dentro de otro texto que nos habla de la repetición de la historia de Calisto y Melibea, del eterno retorno, esa segunda vez que nos hace caer en la cuenta de la existencia de la primera y sin la cual, no cobraríamos verdadera conciencia de ella. Una tesela dentro de un mosaico que sirve de adorno primoroso a una historia que de otra forma hubiera quedado como mero relato de hechos. Un texto, ejemplo de ese cuidado modernista, por la melancolía y el dolorido sentir heredados del Romanticismo, y adornado de esa delicadeza formal y simbólica heredadas del Parnasianismo y el Simbolismo francés. 


SOLDADOS DE SALAMINA:

1. ¿Cómo se relaciona la historia de A. Machado con la historia de Sánchez Mazas?
 
2. ¿Con quién toma contacto Javier Cercas para escribir el libro. ¿Quién de
    esos personajes son escritores?

    Busca algún dato sobre ellos.

3. ¿Por qué la segunda parte lleva el título del libro, qué intenta ahí Javier
        Cercas?.
    Datos reales del protagonista de la Historia, Sánchez Mazas.

4. ¿Qué relación hay entre J. Cercas real y el narrador del libro?

5. ¿Quiénes son Figueras, Aguirre y Miralles?

6. ¿Qué relación tiene este libro con ANATOMÍA DE UN INSTANTE Y EL 
        IMPOSTOR (busca sus

    argumentos y relaciónalos.








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